19 feb 2008

Titulitis

Generalizando.

Hace poco he oído, que la directora de un prestigioso informativo de radio, carece del título de periodista. Tiene unas asignaturas pendientes.

Hace más tiempo, me enteré que Maruja Torres, cuya calidad como columnista es indiscutible, no solamente carece de título sino que además ni siquiera pisó la Universidad. Se define como autodidacta.

En dos ocasiones asistí, en la Facultad de Ciencias, a la lectura de tesis doctorales. En ambas, al final de las mismas, los miembros del tribunal, y por supuesto su presidente, realizaron preguntas al sufrido aspirante a Doctor. Y por último el citado presidente, se dirigió al grupo de oyentes invitándoles a realizar, al aspirante, cualquier pregunta sobre la tésis leída, pero con la salvedad de que esta invitación solamente podía ser aprovechada por quien ya fuera Doctor.

Creo que tener un título académico es muy importante, y en el momento de contratar a un profesional sirve como una cierta garantía, por supuesto no total. Lo que no comparto, es que la posesión del título sea condición imprescindible para ocupar la mayoría de los puestos de trabajo.

Particular experiencia

En el año 1978, la Asociación de Investigación Tecnológica de Equipos Mineros, AITEMIN, dependiente de la Escuela Técnica Superior de Minas, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid, se formó un grupo de trabajo para desarrollar un casco de minero utilizable en las minas de carbón.
Practicamente quien dirigió el trabajo fue el director de ADARO, empresa dedicada al suministro de equipos para la minería.
Un elemento de importante del conjunto del casco es la batería, para su desarrollo ADARO nos invitaró a participar en el proyecto a TUDOR y a nosotros FEMSA. Tened en cuenta que a través de ADARO se suminstraba una importante cantidad de baterías de tracción para las minas y aunque TUDOR no se implicó en demasía en el proyecto, asistía a las reuniones un representante comercial, en FEMSA nos lo tomamos más en serio. Asistimos Manuel Rodriguez Berigüete y yo, y a veces sustituyéndome Mariano López de Diego.
Para mi fue una experiencia sumamente enriquecedora, de hecho desarrollamos una batería con una gran cantidad de elementos innovadores en cuyo desarrollo participó destacadísimamente el amigo Camín, quien me descubrió ser un magnífico profesional, una valiosísima fuente de ideas para la solución de todos los problemas técnicos que se nos vino en cima. Pensad que la batería debería ser ligera, de caja inrompible, inderramable, resistente a los ciclos carga descarga......
En próximo artículo me enrollaré con este asunto, junto con lo que aprendí de lo singular que es la vida en las minas.

El trabajo de FEMSA concluyó cuando presentamos el proyecto de la batería. No llegamos a fabricar es aparato, el producto se alejaba mucho de lo que se hacía en nuestras fábricas. Creo que si sirvió para estrechar más los lazos comerciales con ADARO, espero que si Berigüete o López de Diego, leen esto confirmen o corrijan esta impresión mia.

En fin ahora biene la justificación del título.
En diciembre de aquel año, me telefoneó el secretario del grupo preguntándome por mi título académico. Le dije que Técnico Industrial de la Escuela Nuestra Señora de Loreto. A la pregunta de ¿eso que es?, dije que era la escuela de aprendices de FEMSA. Me imagino que a Berigüete también le llamó.
A los pocos días recibí la revista memoria del año de AITEMIN, ¡ sorpresa, Berigüete y yo figurábamos con el título de DOCTOR INGENIERO INDUSTRIAL!

Nota:

Fernando desea incluir como comentario el siguiente recorte de prensa:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me viene a la memoria unos versos de José Iglesias de la Casa:

...
¿Ves aquel señor graduado,
roja borla, blanco guante,
que nemine discrepante
fue en Salamanca aprobado?
Pues con su borla, su grado,
cátedra, renta y dinero,
es un grande majadero.
...

Pues hay más de similar hechura en su poema Letrilla Satírica, cuya lectura recomiendo.