En un pueblo de la madrileña sierra, a principio del pasado siglo, vivía una joven cuya hermosura hubiera sido suficiente como para ganar la banda de honor del concurso de misses, si este deleznable y machista espectáculo hubiera estado vigente en ese espacio y tiempo.
Contemporáneo de la joven vivía un mozo muy apuesto, que como no podía ser menos, se enamoró de la chica y fue correspondido por ella, formando la pareja que al pasear recatada mente por el pueblo, llamaban la admiración de las comadres que repetían la cantinela de ¡Qué buena pareja hacen!
A su debido tiempo fijaron la fecha de la boda. Entonces todavía la Iglesia no había implantado lo que se llamó Cursillo Prematrimonial. Ahora bien el párroco del pueblo, un verdadero adelantado a su tiempo, tenía la costumbre de dar una charla a las parejas casaderas en la víspera de la boda.
A este evento se dirigió nuestra pareja, y tras escuchar con devoción los consejos impartidos por el buen párroco, tomaron la palabra al alirón, a la manera de los sobrinos del Pato Donal, con el discurso que copio a continuación.
Padre, está mañana de este mes de septiembre nuestras familias se han ido a la vendimia con la excepción de nosotros dos pues teníamos que venir aquí a recibir sus sabios consejos. Al vernos solos nos hemos mirado a los ojos tiernamente y de una manera natural la mirada nos ha llevado a las mutuas caricias y de allí a consumar lo inevitable. El placer que hemos sentido ha sido infinito y a pesar del sentimiento de culpabilidad el deseo se ha apoderado de nuestro cuerpos y hemos repetido el acto hasta cinco veces quedándonos extenuados. Ahora le rogamos tome usted está declaración como un acto de confesión y nos dé la absolución para que mañana recibamos el santo sacramento limpios del gran pecado.
El anonadado sacerdote les miro y les dijo: Habéis pecado cinco veces conscientes de lo que hacíais, y sigo viendo en vuestras caras el gesto de satisfacción. Me pedís os absuelva y no puedo hacerlo pues en vuestro caso ni Dios se va a creer que estáis arrepentidos
Nota: el original de este antiguo chiste está localizado en un ambiente y con unos protagonistas muy distintos. Mi humilde y personal versión la he redactado como homenaje al pueblo de la sierra de Madrid que tanto me gusta