26 dic 2007

El Tato

Debió ser en el 2004, Rajoy hizo una frase que por lo menos parte de ella se componía de: esto no lo conoce ni el Tato. En diversos periódicos se publicaron historietas cuyo personaje central era un torero con este apodo "El Tato", cada una de estas historias se desarrollaba en distintas épocas, es decir debió haber numerosos Tatos.
Yo conocí a otro Tato, del cual nadie se hizo eco.
Sería yo muy chaval cuando un 22 de mayo, Santa Quiteria, patrona de Alpedrete, lugar de nacimiento de mi madre. En su honor, el de la santa Quiteria no en el de mi santa Madre, se festejaban dos novilladas, de dos reses cada una, en la plaza del pueblo, ya sabes palcos construidos para la ocasión, cierres con carros de bueyes, y los chicos colándonos por donde podíamos.
Nunca lo olvidaré.
Aquel Tato se puso con ambas rodillas en tierra, delante del toril, el capote tendido en el suelo, salió el bicho a la carrera, pletórico de fuerza, el novillero moviendo únicamente los brazos consiguió que la res se encelara con una de las puntas del capote haciendo que aquella carrera tomara una trayectoria circular casi completamente cerrada, de centro el propio Tato, y digo casi cerrada porque llegado el momento oportuno el Tato recogió el brazo dándole la salida. A esto mi Padre lo llamó pase de farol.
Del resto de la corrida no recuerdo más. Debió satisfacer completamente al público y a la presidencia, ya que le dieron todos los trofeos posibles. Si recuerdo perfectamente, que parte del respetable, gritaba. ¡Qué le den el Toro! y tampoco olvidaré a Ismael, uno de los mozos encargados del arrastre, no había mulillas, que desde la arena se volvió diciendo. ¡Que le den el toro, menos los cojones que son para mi!.
Debo aclarar que los novillos eran costeados por todas las familias del pueblo, y al día siguiente el carnicero repartía la carne, y por supuesto las criadillas se comían en las juergas de los mozos.
Aquella novillada fue la última en la que participó el Tato. En la semana siguiente, lo que no consiguió el novillo lo hizo un camión, el Tato iba en una motocicleta y fue arrollado. Las crónicas no especificaron quien tuvo la culpa. Yo me dije que El Tato en todo momento vivía arriesgadamente.
Te juro que en Alpedrete lloramos más de uno

Sueños


Cuando mi mujer me contaba el sueño que esa noche había tenido, yo sentía una profunda envidia. No importaba que éste hubiera sido terrorífico.
Si alguien me preguntaba por mis propias experiencias oníricas sentía tener que decir que no podía recordar nada tras despertar, a lo sumo, imágenes borrosas.

Tengo la costumbre de leer en la cama. Al menos un capítulo de la novela del momento o hasta que me vence el sueño, momento en el que cierro el libro, apago la luz y a dormir.

Por suerte la última novela que estoy leyendo es un tostón inaguantable, no digo el título ni el autor por no crearme enemigos. Digo por suerte porque el sueño me entra antes que de costumbre, tanto es así que anoche no apagué la luz, se me cayó el libro de las manos y me dormí como un leño.

Esta mañana me he despertado alegre, recuerdo perfectamente mi sueño, toda la historia ha transcurrido claramente delante de mis ojos, además en tecnicolor.
Bueno se está haciendo tarde, me voy a la cama.

¡¡ Desde ahora dormiré siempre con las gafas puestas !!

12 dic 2007

Los hermanos del Borbón

Asuntos familiares.

Últimamente se le acumulan los problemas al rey J. Carlos, El primer contratiempo, de la actual serie, se produjo a consecuencia de su visita a las ciudades de Ceuta y Melilla. Al monarca alauí le sentó fatal que Juan Carlos y señora se dieran ese baño de multitudes en plazas que considera de su pertenencia. No voy a analizar si éste es motivo justificado para cabrearse, entre otras cosas porque me importa un pimiento. Me interesa más el cariz familiar del asunto, me explico:

Allá por el verano de 1999, murió Hassán II rey absoluto de Marruecos, pasando el trono a las manos del actual Mohamed VI, el del cabreo. A la ceremonia de coronación del mismo asistió Juan Carlos. El Borbón se despachó con un discurso en el que incluyó una emotiva frase que más o menos venía a decir “Desde mi coronación, vuestro padre, me ofreció su inestimable apoyo, participándome que no dudara nunca en acudir a él siempre que necesitara de su experiencia, ya que se consideró como mi hermano mayor. Ahora es el momento de corresponder a tan preciada generosidad, ofreciéndome yo a ti como hermano mayor tuyo sin reservas”

Pues digo yo que el hermanito le ha salido a Juan Carlos bastante respondón, o tal vez es que no se creyó la frasecita, o mejor dicho, le dejó muy mosqueado, ya que tan sólo cinco meses antes, en febrero del mismo año, Juan Carlos había soltado la misma frase durante la coronación del rey Abdalá II de Jordania, tras la muerte de su padre Hussein.

Cuando aquel verano oí la frase, dicha en Marruecos, pensé que se le había traspapelado de la otra vez, ya que si anteriormente se había hermanado con Hussein de Jordania, cuya imagen, que conste que sólo digo imagen, era bastante aceptable, no ocurría lo mismo con la de Hassan, creo que conscientemente nadie en su sano juicio se nombraría a sí mismo hermano del sátrapa.

Sobre esos años pillaron a Camilo José Cela, enviando a una publicación un escrito plagiado de otro trabajo suyo fechado pocos años antes. Se le trató, con razón, de auto-plagiador. Declarar reo de plagio al rey era harina de otro costal. Si escuchamos en la cadena SER, al admirado Haro Tecglen, el comentario sagaz sobre la hermandad de Juan Carlos con Hassan.

3 dic 2007

¿Por qué nos visitan?

La primavera de 1989 la pasé en Hildesheim, ciudad de la Baja Sajonia. En sus inmediaciones está situada una de las fábricas de BOSCH, precisamente en donde además de otros aparatos se fabricaban las baterías de arranque.

Fui a Alemania para seguir un programa de aprendizaje del idioma.

Una de las etapas a cumplir consistía en trabajar dos meses en alguna de las factorías, y obviamente yo debía de hacerlo en la de baterías.

Durante esos meses tuve experiencias enriquecedoras, tanto en compañía de la gente que conocí y cuya amistad seguí cultivando, como aquellas otras que se producen internamente a consecuencia de la obligada meditación durante los momentos de inevitable soledad.

Desde mi llegada, me extrañaba comprobar, que a partir de la seis de la tarde, hora de cierre del comercio, la ciudad se quedara tan solitaria. Incluso, salvo los sábados, en los bares sólo podías encontrar personas relativamente jóvenes, alguien me dijo que el motivo de todo esto era que a las personas mayores de cuarenta años les había quedado muy arraigada la costumbre del toque de queda que duró largo tiempo tras la Gran Guerra

Gran parte del casco antiguo de la ciudad se encuentra rodeado por el cauce del río, y a sus orillas un parque, jardín casi natural tan sólo manipulado lo imprescindible para el mantenimiento de caminos y la limpieza de hojarascas. Entre este conjunto y la ciudad antigua, en armonía con el bosque ajardinado, está la muralla natural. Entonces era una vereda de unos ocho metros de anchura, en la orilla externa limitada por un seto que protegía del peligrosu terraplen de unos veinte metros de altura. La orilla interna, la que daba al casco antiguo sin protección ya que decendía hacia las calles colindantes con pendinte más suave y con un menor desnivel.

En aquella tarde me sentía en uno de esos momentos de morriña. Había salido de la fábrica, el día estaba medio nublado, gris, en fin muy aparente para la melancolía. Pues bien, en estas circunstancias, solía ir pasear por la vereda de la muralla. Desde ella observaba los tejados de dos iglesias, una gótica, Gotishe Kirche, y la otra de nombre olvidado pero con la curiosidad de que está dotada del tejado más inclinado que yo he visto en mi vida, ante su visión siempre pensaba que cuando tuvieran que realizar algún trabajo de reparación en el tejado, tendrían que contratar a un alpinista. Desde la muralla se contemplaba también el edificio dedicado a cárcel, caserón muy antiguo de fábrica de sillería y con la rara particularidad de que debería ser la única cárcel del mundo sin rejas en las ventanas, claro en realidad estaba destinada a la pequeña y local delincuencia muy escasa en aquellos tiempos y parajes, no se algún que otro escandaloso borrachín de los que merodeaban por la estación del tren.

Después de mirar durante mi paseo a estos tres edificios, y hacerme las mismas reflexiones de siempre a saber: la inclinación del tejado, la antigüedad de la gótica y las rejas de la cárcel, viendo cómo caía la tarde como aparecían los primeros luceros Venus, Sirio…. me ensimismé en otro de mis temas favoritos, la existencia o no de los OVNIS. Tan abstraído estaba que tardé en darme cuenta de la presencia de otro paseante en mi misma dirección y muy próximo a mi.

Tras un pequeño sobresalto, reaccioné saludándole, mi acento le dio la pista, y sonriente dijo ¿Español?. Le contesté que si, pero que como estaba en Alemania para aprender el idioma, estaba obligado en hablar en alemán. El hombre sonriendo me dijo, que por favor le hablara en español, pues él el alemán no lo entendía. Contrariado por lo poco que me sirvió soltar tan bien la ensayada frase y sin dejarme objetar nada empezó la siguiente conversación;

- Le vengo observando desde hace unos cinco minutos -me dijo- y apostaría una buena cerveza de trigo a que estaba Usted pensando en asuntos relacionados con la Astronomía.

- Bueno admito su sagacidad, aunque puede que le haya sido fácil esta deducción al verme mirar hacia los puntos luminosos que empiezan a hacerse patentes en el cielo. En realidad pensaba en los OVNIS. Contesté

- ¡Interesante asunto!, a mi me apasiona- dijo- Soy de los que están plenamente convencidos de la existencia de los OVNIS, y consecuentemente de la presencia de extraterrestres entre nosotros

-Yo en cambio confieso mi escepticismo. No porque piense que somos la única civilización del universo, tan sólo me apunto a los que opinan que tanto económicamente como por estadística no merece la pena que otra civilización, desde luego muy lejana, gaste tantas energías en acercarse a nosotros sin motivo ya que realmente no contactan y lo que pudieran ser avistamientos son, aunque numerosos, frutos del azar.

Poniéndose muy serio, como dando a sus palabras una solemnidad inusual, me dijo:

-Por favor, atienda lo que voy a decirle. Desde antes de los tiempos históricos nos han visitado seres de una civilización muy avanzada, siempre la misma. Ya veo que Usted ha tratado el asunto, por lo que no le haré perder el tiempo con detalles de los vestigios que estas visitas nos han dejado. Tras de lo que le voy a relatar, pensará Usted que soy un pedante, pero no sería justa esta opinión. La clave de mi exposición está en el mayor descubrimiento de Darwin: “El mecanismo de la Evolución, la supervivenvia del más fuerte, del más preparado “
La vida en la tierra ha evolucionado desde el primer aminoácido formado en la sopa marina primigenia hasta el hombre por medio de los cambios, más o menos grandes, que experimentara aquel ser y le diera alguna ventaja sobre sus competidores. Esta ley deriva en la de la supervivencia del más fuerte, de esta ley no se frenó con la humanidad. Al contrario cada vez que una parte de la misma avanza en conocimientos que le dan más poder, la peligrosidad hacia sus competidores aumenta exponencialmente.
La vida en el sistema de origen de nuestros visitantes evolucionó con un principio diferente, no se produjo el instinto de supervivencia del más fuerte, por lo que esa civilización tan avanzada no ha sido nunca una amenaza para los competidores de su misma especie ni para las demás especies que conviven con ella.
Al descubrir la Tierra y su biología, detectaron un riesgo potencial para su propia supervivencia
Entonces la vida terrestre estaba cumpliendo el primer millón de años, diríamos que en su inicio, pero la avanzada civilización visitante, tenía suficientes medios para prever como sería el futuro. Supieron con exactitud que cuando llegaráramos a evolucionar hasta una civilización avanzada, capaz de saltar al espacio, y por lo tanto sentirse competencia de ellos, su civilización estaría amenazada. Decidieron venir periódicamente, para vigilarnos.

En etos momentos ya no estamos tan lejos de poder dar el salto espacial, unos siglos, un milenio..no mucho más quien sabe. A partir de ahora Los Visitantes se dejarán ver menos, pues se han convencido de que su actuación será innecesaria, la probabilidad de que los humanos nos autodestruyamos, y con nosotros toda la vida de la Tierra es muy grande, pero no descartan la posibilidad de que el salto se produzca antes de la autodestrucción. Si esto pudiera suceder, Los Visitantes se verán obligados a traicionar su principio de respeto y nos destruirían.

Tras estas últimas palabras, anduvimos un rato en silencio, ya había anochecido, me volví hacia mi interlocutor, para decirle que le invitaba a la cerveza de trigo que me había apostado pero había desaparecido. Me fui sólo a tomar cerveza, cuando estaba acabando la tercera, sentado en la mesa del bar, pensé - si en lugar de después hubiera sido antes la cerveza que el paseo pensaría que esta historia sólo era fruto de la rica bebida- Entonces me imaginé a Darwin diciendo socarronamente:

"Vaya mi teoría es universal, hasta estos seres que nunca habían roto un plato, cuando intuyen un peligro, aunque remotamente lejano, también aplican la Ley del más Fuerte".