4 may 2011

BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

Uno de los requisitos necesarios para llegar a la beatificación es que el aspirante a la misma haya realizado un milagro, en el caso de Juan Pablo II ha servido la extraña curación de la religiosa Marie Simon Pierre quien declara  que su curación se debió a haberle  rezado a Dios por su curación, bajo la patrocinio del Papa Juan Pablo II. Lo que parece indicar que el Papa no fue el sujeto agente del milagro sino tan sólo un valioso intermediario.

Ignoro si en los procesos de beatificación se tiene en cuanta la trayectoria de la vida del interesado, si  así fuera me pregunto cómo se habrán valorado los episodios de:


1. La humillación que Juan Pablo II infirió a Ernesto Cardenal   para recriminar una revolución de carácter marxista realizada por un pueblo religioso incluyendo en este calificativo a los dirigentes de la misma.  Pinchando el enlace veréis una entrevista a Ernesto Cardenal publicada en Redacción Periodística digital el 17 de octubre de 2009 y de la que extraigo una de las preguntas - contestaciones :

- ¿Y qué cree que realmente quería el Papa?
- Quería una revolución que persiguiera a la Iglesia, como había sido el comunismo en Polonia, que era un país tremendamente católico con un gobierno antirreligioso e impopular. Nicaragua era muy católica, pero apoyando una revolución de orientación marxista, aunque cristiana. Y el Papa creyó que hablando contra la revolución en la plaza ante 700.000 personas en la misa papal, el pueblo lo aclamaría. Y entonces el pueblo empezó a gritarle en contra y a faltarle el respeto, hasta el punto de que el Papa tuvo que gritar varias veces: "¡Silencio!"

2. Los tejemeanejes entre el Vaticano y ell Banco Ambrosiano. ¡Cuantos asuntos sin aclarar! como los desvíos de dinero hacia el sindicato católico polaco Solidaridad para provocar la caída del estado comunista polaco; el asesinato de Roberto Calvi presidente del banco; la ristra de suicidios relacionados con la ruina de la entidad.

3. Las Madres de Plaza de Mayo tuvieron numerosos desencuentros con el Papa fundamentalmente denunciando la pasividad, cuando no apoyo, ante las atroces dictaduras del cono sur  americano, como muestra ahí van dos de las cartas que las sufridas Madres enviaron a su santidad


Señor Juan Pablo II
Varios días nos costó asimilar el pedido de perdón que Usted Señor Juan Pablo reclamó para el genocida Pinochet.
Nos dirigimos a Usted como a un ciudadano común porque nos parece aberrante que desde su sillón de Papa en el vaticano, sin conocer ni haber sufrido en su cuerpo la Picana, las mutilaciones, la violación, se anime en nombre de Jesucristo a pedir clemencia para el asesino.
Jesus fué crucificado y sus carnes fueron laceradas por los judas que como Usted hoy defiende asesinos.
Señor Juan Pablo, ninguna madre del tercer mundo que dio a luz un hijo que amó, amantó y cuidó con amor y que después fué mutilado por la dictadura de Pinochet, Videla, Banzer, Stroesner van a aceptar resignadamente su pedido de clemencia.
Nosotras lo entrevistamos a Usted en tres oportunidades, pero Usted no impidió la masacre, no alzó su voz por nuestros miles de hijos en aquellos años de horror.
Ahora no nos queda dudas de que lado está Usted, pero sepa que aunque su poder sea inmenso no va a llegar hasta Dios, hasta Jesús.
Nuestros hijos, muchos de ellos se inspiraron en Jesucristo, en la entrega al pueblo.
Nosotras, la Asociación Madres de Plaza de Mayo le rogamos, le pedimos a Dios en un rezo inmenso que se extendrá por el mundo, que no lo perdone a Usted Señor Juan Pablo, que denigra a la Iglesia del pueblo que sufre, y en nombre de millones de seres humanos que mueren y siguen muriendo hoy en el mundo en manos de los genocidas que Usted defiende y sostiene.
DECIMOS NO LO PERDONE SEÑOR A JUAN PABLO II°
Asociación Madres de Plaza de Mayo


A Su Santidad, Juan Pablo II

Escuchamos con atención su mensaje de Navidad, en el que usted pidió que se impida la guerra que EE.UU. le declaró a Irak. Aunque Usted esté débil y su voz apagada, sabemos por experiencia propia cuánto valor tienen las palabras del Vaticano. Estamos seguras que si Su Santidad hubiera dado instrucciones precisas, no ambiguas, a los obispos argentinos, el genocidio que se cometió en nuestro país se hubiese impedido. La complicidad de la iglesia en Argentina con los asesinos fue repugnante, a pesar de que algunos sacerdotes -125- fueron asesinados por acompañar al pueblo. Dos (2) obispos -Angelelli y Ponce de León- corrieron la misma suerte. Sin embargo, no se escuchó la voz del Vaticano.
Por eso en este momento, donde se les exige a algunos países -sobre todo a Irak-, que permitan se les revise los depósitos de armas nucleares, no se hace lo mismo con Estados Unidos. Bush se adueña del mundo ; su accionar es terrorista : invade y bloquea países, bombardea pueblos, mata con sus bombas y residuos nucleares a millones de niños.
Su Santidad Juan Pablo II, si es verdad que Usted quiere detener la guerra, como todos queremos parar este genocidio, la Asociación Madres de Plaza de Mayo le pide que también alce su voz y denuncie las masacres que cometió, comete y quiere seguir cometiendo EE.UU ; visite Irak, visite los lugares donde mueren millones de mujeres y niños (nosotras los vimos, nosotras los visitamos). Nuestros hijos nos enseñaron a poner el cuerpo, como lo hizo Jesucristo. Usted está débil, su voz apagada, su cuerpo cansado, pero le pedimos una y mil veces que emplee la fuerza del Vaticano para parar la guerra, para detener el brazo asesino de Bush.
Las guerras no pueden tener el silencio del Vaticano ; la Iglesia cometió o permitió muchos genocidios, no aceptaremos uno más.
Siempre se habla desde la Iglesia del cielo, de que Jesús está con los pobres y oprimidos, que está con los que sufren. Pero ya los pobres y desprotegidos estamos hartos de sufrir.
No a la guerra contra Irak. Paremos este nuevo crimen que seguramente Jesús no desea.
Santo Padre, necesitamos una exigencia más firme, aunque sea con su voz apagada ; una exigencia más comprometida, desde su cuerpo cansado ; un grito de ¡No a la guerra !, aunque ese sea su último grito.
Hebe de Bonafini 
Presidenta

4. Propulsó gran cantidad de campañas en  contra de la utilización del preservativo, que tanto daño han hecho. Veasé la viñeta de Manel Fontdevila en el periódico "El Público" del pasado domingo..

5. Mirar para otro lado, cuando no proteger, a los pederastas de la Iglesia. He puesto en Google "pederastia Juan Pablo II" y han aparecido 726.000 entradas en 0,26 segundos. Sin más comentarios.

Ante tantos desatinos cabe hacerse dos preguntas: ¿Por qué la beatificación? y ¿Por qué tanta prisa en el proceso?
En Yo Claudio  la novela más conocida del escritor inglés Robert Graves,  y por supuesto en la serie televisiva que dio lugar, me impresionó una escena entre Claudio y su abuela Livia, quien estaba muy cerca del final de su vida, .Creo recordar que Claudio no era emperador todavía, pero Livia preveía que esto ocurriría inexorablemente, y le hizo le prometer que cuando fuera emperador, y ya Livia en el otro mundo, la elevaría a los altares haciéndola diosa. Por lo visto los emperadores tenían esta facultad. Claudio, quien no debía de ser muy religioso, le preguntó por el interés en ser diosa, ella contestó que al tener en su conciencia tal cantidad de crímenes solamente siendo diosa podría librarse de la eterna permanencia en el Hades 
 Por favores recibidos ¿no le habrá hecho Benedicto XVI una promesa similar a su antecesor Juan Pablo II?

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