Anoche terminé la lectura del librito titulado Madrid insólita y secreta de Verónica Muro.
Es una especie de guía de lugares insólitos y ¿secretos?.
En general me ha parecido interesante pero casi al final nos invita a descubrir la simbología masónica en el cementerio de la Almudena informando que tales símbolos se hayan en los monumentos funerarios de las tumbas de entre otros personajes la de Nicolás Salmerón y que según la autora se encuentran junto a la puerta principal del mencionado cementerio.
Siendo yo niño, ya han pasado muchos años, me llevó mi padre a visitar la tumba de Nicolás Salmerón situada en el Cementerio Civil, para mostrarme la parte más admirable de su epitafio que figura en la fotografía del encabezado. Mi padre me dijo: Recuerda la gran moralidad de este hombre que siendo Presidente de la primera República Española, dimitió de su cargo por no firmar la primera sentencia de muerte que le presentaron.
Ante tamaño error del libro, esta mañana he tomado mi cámara fotográfica, y como me pilla cerca, me he dirigido al Cementerio Civil y he comprobado que las demás tumbas de personajes que cita Verónica Muro están también en el Cementerio Civil.
Como disponía de tiempo he aprovechado la ocasión para visitar en el cementerio católico de La Almudena un conjunto de tumbas pertenecientes a aviadores alemanes de la nefasta y nazi Legión Cóndor. Pero esto lo contaré en una próxima Parida.
De vuelta en casa he enviado un correo electrónico a la editorial con el siguiente texto:
He leído la publicación de referencia con agrado, hasta llegar al capítulo 17 de la sección ALREDEDORES, en el que encuentro un fallo tan llamativo que, me hace pensar que la autora ha escrito dicho capítulo de "oídas" ya que, de otra manera, no es posible que ubique las tumbas de los personajes que denominan masones célebres junto a la entrada del cementerio de la Almudena, cuando todas estas tumbas están situadas en el pequeño Cementerio Civil aledaño al de la Almudena.
Aún siendo importante,en una publicación como ésta, la precisión en la ubicación de los lugares dignos de visitar, me ha movido a escribirles el hecho de que se mencione muy sesgadamente el epitafio de la tumba del que fue presidente de la Primera República Española, Nicolás Salmerón, dejando sin informar la parte del mismo por la que es más conocido y por supuesto más admirado y que copio: "DEJÓ EL PODER POR NO FIRMAR UNA SENTENCIA DE MUERTE".
¡Qué diferencia con los actuales políticos quienes se aferran al poder pase lo que pase!
Nota: No es la primera vez que traigo a estas páginas a Nicolás Salmerón, ciertamente es una figura histórica por la que siento una gran admiración.
Nunca olvidaré que mi padre me inculcó los valores que actualmente guían a Amnistía Internacional y en este año que se ha cumplido medio siglo de la existencia de esta admirable organización, se debería reconocer a Salmerón, en relación con los derechos humanos, como un adelantado a su tiempo en más de sesenta años, y lo mismo a mi padre aunque por su modestia este reconocimiento lo hagamos en el ámbito de mi familia.
2 comentarios:
A mi también me llevo mi padre al cementerio "Civil" a ver la tumba de Salmerón la de Pablo Iglesias (Siempre con flores) y te doy la razón. Que distintos aquellos políticos entonces había auto-estima ....Rafael
La editorial Jonglez me acaba de enviar un correo con el siguiente mensaje:
Buenas tardes
Muchas gracias por su email. Verificamos todo con el autor y haremos las cambios necesarios a la próxima impresión.
Saludos
Thomas Jonglez
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