Vaya contrasentido, llamarse Manolín y ser el hombre más fuerte de la fábrica y con una altura únicamente superada por Mariano Gallego.
Todos recordamos sus participaciones en los Juegos Sociales Anuales en la especialidad de lanzamiento de peso.
Siempre quedaba finalista, los otros competidores marcaban todos los tiempos en cada lanzamiento, Manolín les imitaba. En su mano derecha la bola, pegada a la oreja del mismo lado, se agachaba apoyándose sobre la pierna diestra, dentro del círculo marcado en el suelo, casi tocando a la circunferencia en el punto diametralmente opuesto al de lanzamiento. Se giraba rápidamente, daba un salto apoyándose con dicha pierna y se plantaba en el preciso lugar del lanzamiento, pero aquí se acababa la demostración de estilo. Se paraba echaba la mano derecha hacia atrás y lanzaba el peso como hacíamos de niños con las piedras en las dreas contra los chicos del barrio rival.
La grada soltaba la carcajada e inmediatamente, oyéndose todavía el eco de la misma, sonaba un gran aplauso. La bola sobrepasaba sobradamente al punto donde había caído la del competidor mejor colocado.
¡Todos celebrábamos el triunfo de la fuerza bruta (perdón), sobre la depurada técnica de Villita y los demás!
Fue famosa, también, su actuación como Don Tancredo en una becerrada sufragada por la Dirección. No asistí a la fiesta, pero quienes lo hicieron aseguraban que estuvo magnífico, con un inmaculado mono blanco, haciendo la estatua, sin mover una ´sola pestaña, aguantó perfectamente la aproximación del becerro.
Con ser estas hazañas dignas de ser relatadas, no son las que me han provocado la necesidad de escribir sobre el compañero Manolín. La gesta que voy a relatar hubiera sido digna de figurar en el Guinness de los Records.
La cocina del comedor de fábrica estaba situada un piso superior a la despensa, y ésta en donde actualmente está el almacén de la tienda BOSCH. Ambas estaban unidas por una escalera y por un montacargas relativamente lento, bueno tardaba un minuto y medio en subir ese piso.
En aquella ocasión, Manolín estaba ayudando al cocinero, pienso que cuando faltaba trabajo en alguna de las cadenas, a los integrantes de las misma los repartían por fábrica donde pudieran hacer algo de utilidad.
El cocinero y Manolín bajaron a la despensa con un carro para subir los ingredientes necesarios para la comida. Llenaron el carro colocando las verduras en la parte superior. Manolín entró en el montacargas tirando del carro, la cabina era de pequeño tamaño por lo que el cocinero subía por las escaleras dándose prisa para llegar a la vez que el ascensor. En efecto llegó justo cuando se abría la puerta descubriendo un Manolín con los carrillos hinchados y un carro con un repollo de menos.
¿No es un récord el comerse un gran repollo crudo en un minuto y medio?
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