Pretender por mi parte escribir sobre este asunto sería pretencioso cuando desde ayer emisoras informativas de radio y televisión se están dedicando casi en exclusiva a ello dejando muy en segundo plano la noticia del asesinato de Gadafi, y cuando el quiosco esta mañana ofrece material para empapelar el espacio con la noticia. (El diario Público dedica a ello diecisiete páginas nada menos)
No obstante lo anterior creo que no debo dejar pasar la ocasión de manifestar mi alegría por la noticia y contar la anécdota que viví esta mañana en la cola de la charcutería:
Estaba un hombre, con muy malos modales, discutiendo con una anciana cuando se me ocurrió terciar diciendo: Por favor no discutan, seguro que no merece la pena empañar la felicidad de un día como el de hoy.
Se acabó así la discusión y cuando el hombre se marchó, me dijo la señora:
¡Qué razón tiene usted! tengo noventa y un años, he pasado la guerra civil sufriendo el hambre y el miedo refugiada en las estaciones del metro cuando los bombardeos y por supuesto he vivido la pesadilla de estos años de terrorismo. Si mi carro de la compra le molestaba a ese energúmeno tanto que se ha comportado tan groseramente, no debe de importarme, ¡hoy es un día muy feliz!.
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