Isaac Asimov se preguntaba en uno de sus libros de divulgación ¿A qué personaje histórico, entre filósofos, científicos, literatos, creadores…se le podría adjudicar el número DOS en importancia por sus méritos, inteligencia y aportes a la humanidad?.
Argumentaba que en su opinión esta era una pregunta con una muy difícil respuesta. Él tenía un extenso ramillete de candidatos Darwin, Leonardo, Einstein, Galileo, Gauss, Plank, y muchos más. Si la interrogante hubiera sido sobre el número UNO, Asimov no tenía ninguna duda, para él el número uno es Isaac Newton. Como escéptico que soy pensé, en principio, que Asimov arrimaba el ascua a la sardina de su tocayo, pero no, la pregunta era una introducción más o menos original de un interesante y brillante artículo sobre el gran genio inglés.
Aunque el grueso del artículo era para Newton, de cada uno de de su lista de “números dos” daba referencias, para que el lector pudiera escoger a uno de ellos, y recuerdo que a Galileo le trataba con un cariño especial. Resaltando las condiciones ambientales con las que tuvo que lidiar. Dejaba en el aire una reflexión, si Galileo hubiera vivido en las mismas condiciones en las que lo hizo Newton, es decir en una sociedad que le mimaba y respetaba al máximo, que le colmaba de honores y apoyos para sus investigaciones, que soportaba el terrible mal genio del gran Genio, y no en un entorno totalmente adverso del que se tuvo que defender como gato panza arriba, quizás hubiera llegado a competir por el “number one”
Hace poco, leyendo a Michel Onfray en su Tratado de Ateología, descubrí otra cualidad inédita de Galileo, su habilidad para burlar, en parte, a sus enemigos, bueno a los enemigos de la razón.
Onfray se remonta al año 1600, en el transcurso del mismo fue ejecutado Giordano Bruno condenado por la Inquisición. A este monje benedictino, según Onfray, no se le procesó ni por ateo, ni por blasfemo, su pecado fue asegurar que Dios era material, no concebía lo espiritual, y el mayor enemigo de la SMICAR era y probablemente sigue siéndolo el “Materialismo”
El Materialismo podría haber sido la causa del proceso contra Galileo. Por fortuna éste se percató de ello, y sabiendo lo que le esperaba en un juicio frente a esta acusación, tuvo la habilidad de declararse “pecador de Heliocentrismo” culpa por la cual fue condenado en 1633 a reclusión perpetua, pena conmutada por el papa Urbano VIII a reclusión de por vida en su domicilio, condena mucho más suave que la correspondiente al reo de Materialismo
Xoseolo
Argumentaba que en su opinión esta era una pregunta con una muy difícil respuesta. Él tenía un extenso ramillete de candidatos Darwin, Leonardo, Einstein, Galileo, Gauss, Plank, y muchos más. Si la interrogante hubiera sido sobre el número UNO, Asimov no tenía ninguna duda, para él el número uno es Isaac Newton. Como escéptico que soy pensé, en principio, que Asimov arrimaba el ascua a la sardina de su tocayo, pero no, la pregunta era una introducción más o menos original de un interesante y brillante artículo sobre el gran genio inglés.
Aunque el grueso del artículo era para Newton, de cada uno de de su lista de “números dos” daba referencias, para que el lector pudiera escoger a uno de ellos, y recuerdo que a Galileo le trataba con un cariño especial. Resaltando las condiciones ambientales con las que tuvo que lidiar. Dejaba en el aire una reflexión, si Galileo hubiera vivido en las mismas condiciones en las que lo hizo Newton, es decir en una sociedad que le mimaba y respetaba al máximo, que le colmaba de honores y apoyos para sus investigaciones, que soportaba el terrible mal genio del gran Genio, y no en un entorno totalmente adverso del que se tuvo que defender como gato panza arriba, quizás hubiera llegado a competir por el “number one”
Hace poco, leyendo a Michel Onfray en su Tratado de Ateología, descubrí otra cualidad inédita de Galileo, su habilidad para burlar, en parte, a sus enemigos, bueno a los enemigos de la razón.
Onfray se remonta al año 1600, en el transcurso del mismo fue ejecutado Giordano Bruno condenado por la Inquisición. A este monje benedictino, según Onfray, no se le procesó ni por ateo, ni por blasfemo, su pecado fue asegurar que Dios era material, no concebía lo espiritual, y el mayor enemigo de la SMICAR era y probablemente sigue siéndolo el “Materialismo”
El Materialismo podría haber sido la causa del proceso contra Galileo. Por fortuna éste se percató de ello, y sabiendo lo que le esperaba en un juicio frente a esta acusación, tuvo la habilidad de declararse “pecador de Heliocentrismo” culpa por la cual fue condenado en 1633 a reclusión perpetua, pena conmutada por el papa Urbano VIII a reclusión de por vida en su domicilio, condena mucho más suave que la correspondiente al reo de Materialismo
Xoseolo
No hay comentarios:
Publicar un comentario