Como siempre que visitaba al abuelo, tras la cena, tomé un libro al de los escasos que había en el estante y empecé a leer en voz alta:
..estaba en el lugar inapropiado en el momento más inoportuno, la redada policial lo pilló de lleno. Aparentemente con las manos en la masa...
---el juicio fue rápido, el juez tenía prisa y la policía deseba que el caso se cerrara cuanto antes, estaban convencidos de su culpabilidad, no tuvieron escrúpulos en aportar alguna que otra prueba inculpatoria...
..subió al patíbulo sereno, antes de que le colocaran la soga al cuello, le concedieron las últimas palabras. Mirando de frente hacia el lugar donde se encontraban sus familiares gritó su inocencia...
...lo llevaron a enterrar a su pueblo, su hijo menor talló en madera una pequeña réplica de la horca que situó en el lugar más visible del comedor familiar, desde entonces la familia reverenciaba supersticiosamente aquel objeto en recuerdo del ejecutado…
En este punto del relato interrumpí la lectura y dije:
-Abuelo, ¿Cómo es posible que reverenciaran al objeto que representaba el método de sacrificio del ser querido?
-Hijo, ¿De qué te extrañas?, observa a los cristianos, llevan dos milenios reverenciando cruces, y adorando a los innumerables ignus crucis repartidos por todo el mundo. Y ¿no es la cruz el instrumento de sacrificio del que consideran su Dios?
El abuelo se está quedando ciego, pero su claridad mental es envidiable
2 comentarios:
que abandonada tengo la blogosfera....
Amigo Adycto, me pasa lo mismo, pero en mi caso no por falta de tiempo, estoy pasando una época de sequía
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