Este es un libro que recoge en su primera parte una serie de cartas cruzadas entre Umberto Eco (escritor, ensayista, profesor de la universidad de Bolonia...) y Carlo María Martini, (cardenal de la iglesia católica). La idea de este intercambio epistolar partió de la revista Liberal, en donde se publicaron trimestralmente partiendo de marzo de 1995.
Se pretendía el intercambio de opiniones que sobre la ética, entre un prestigioso filósofo laico y un príncipe de la iglesia.
En principio Umberto Eco iniciaba el diálogo con una carta que era contestada por Martini, es decir tocaba al laico proponer el asunto argumentando su postura ante el mismo y al religioso contestar con sus razonamientos así hasta tres veces. En el cuarto y último ciclo es Martini el que inicia proponiendo el tema.
En los tres primeros temas Eco planteó cada asunto con delicadeza, y expuso sus ideas sobre los mismos con contundencia y maestría superando a su oponente, a pesar de las florituras del lenguaje de las que hizo gala el cardenal.
Me ha movido editar esta "parida" precisamente el cuarto par de misivas, él comenzado por Martini:
Me dejó perprejo el tema propuesto: ¿Dónde encuentra el laico la luz del bien?
Encuentro la pregunta, y el razonamiento que seguía, una petulancia tremenda. Parece ser que Martini no comprende que quien no crea en la "otra vida" ninguna fuerza le puede hacer actuar moralmente. Dicho de otra forma sólo los que tienen fe pueden vivir dentro de la ética.
Para intentar sacarle de su error, podríamos buscar en la historia pasada los casos de altruismo al margen de las religiones, o en la actualidad presentar a los miembros de las numerosas ONGs laicas que están realizando labores humanitarias, pero creo que sería mejor hacerle reflexionar partiendo de otra pregunta:
¿Encuentra el creyente la luz del bien en la esperanza de conseguir el premio del paraíso o por el contrario la encuentra en la necesidad imperiosa de evitar el sufrimiento eterno?
1 comentario:
Ni premio ni paraiso eterno, el ser humano no es tan malvado como se nos quiere hacer creer. Todo dependera de la educación que haya recibido desde su infancia, y de sus experiencias personales, porque lo que si creo es que el cerebro humano, se puede moldear y manipular, tanto como se quiera, para bien o para mal, si ha crecido con buenos ejemplos en el seno de una familia donde la educación basada en los valores del trabajo y el respeto a los demas. En eso consiste la etica y la moral, es con ese ejemplo que el ser humano aprende y ve la luz en su vida. Johann K. Lavater decia; Toda creencia que no haga más feliz, más libre, es una creencia errónea.
Juanita
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