Dios no fue necesario para crear el universo
Stephen Hawking sostiene que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física sin ninguna intervención de un ente sobrenatural.
En contra de esta hipótesis se han manifestado algunos clérigos destacados como el arzobispo de Oviedo y algún otro doctor de la iglesia en la cadena COPE y en televisiones como la ultra Intereconomía (en esta última no parándose ante posturas de tan mal gusto como la de apoyarse argumentariamente en la condición de gran disminuido físico del científico inglés).
Estoy convencido de que los argumentos esgrimidos desde la ciencia por Estephen Hawking serán dificilmente accesibles al entendimiento de la mayoría de la ciudadanía, en la que me incluyo, pero no deja de sorprenderme que sin argumentos fundamentados en el estudio vengan a remendar la plana aquellos que sostienen la existencia de un ser tan fantástico que después de de llevar dos mil años muerto resucita diariamente en cientos de miles de lugares diferentes al convertirse, por medio de unas palabras mágicas dichas por el sacerdote de turno, una galleta de pan sin levadura y una porción de vino en su propio cuerpo y su propia sangre. Sostienen que aunque el pan y el vino siguen manteniendo sus propiedades físicas y químicas realmente, y no alegóricamente, se han convertido en carne y sangre de Cristo para ser digeridos por los fieles, algo que por ser imposible de asimilar al entendimiento humano es uno de los muchos misterios en los que se sustenta el catolicismo y sus sectas y que se han de digerir por la fe.
Vistas así las cosas debemos dejar a los colegas científicos de Hawking la misión de rebatirle, y a los doctores de la fe pedirles que si sienten la necesidad de meterse en la camisa científica de once varas lo hagan para desentrañar sus innumerables misterios.
Estoy convencido de que los argumentos esgrimidos desde la ciencia por Estephen Hawking serán dificilmente accesibles al entendimiento de la mayoría de la ciudadanía, en la que me incluyo, pero no deja de sorprenderme que sin argumentos fundamentados en el estudio vengan a remendar la plana aquellos que sostienen la existencia de un ser tan fantástico que después de de llevar dos mil años muerto resucita diariamente en cientos de miles de lugares diferentes al convertirse, por medio de unas palabras mágicas dichas por el sacerdote de turno, una galleta de pan sin levadura y una porción de vino en su propio cuerpo y su propia sangre. Sostienen que aunque el pan y el vino siguen manteniendo sus propiedades físicas y químicas realmente, y no alegóricamente, se han convertido en carne y sangre de Cristo para ser digeridos por los fieles, algo que por ser imposible de asimilar al entendimiento humano es uno de los muchos misterios en los que se sustenta el catolicismo y sus sectas y que se han de digerir por la fe.
Vistas así las cosas debemos dejar a los colegas científicos de Hawking la misión de rebatirle, y a los doctores de la fe pedirles que si sienten la necesidad de meterse en la camisa científica de once varas lo hagan para desentrañar sus innumerables misterios.
4 comentarios:
DIOS
Ante la pregunta que los creacionistas hacen a los científicos que aseveran que un Dios no fue necesario para crear el mundo de ¿Cómo se creó la nada o el primer punto de materia del cual salió todo el universo? Yo les haría otras a ellos ¿Quien creó a Dios? ¿Cómo se creó? ¿Qué había antes? Ninguna de ellas tiene respuesta actualmente.
Ni los creacionistas ni los evolucionistas conocen el origen primigenio, la diferencia es que unos investigando van dando respuestas a las preguntas existenciales que nos hacíamos, y los otros nos dicen que creamos en algo de lo que no hay ninguna prueba y que nunca se ha investigado basándose en un dogma de fe tan peregrino como que Dios no tiene ni principio ni fin. Un científico nunca diría lo mismo del primer punto de materia
Rafael Martínez Monserrat
PANDILLA DE ATEOS!!
A los que defienden las tesis evolucionistas una sóla cosa "Teoría de la evolucion". Exactamnte, "teoría" porque no se puede demostrar plenamente sino sería un hecho y no una teoría.
A los que defienden las tesis creacionistas....a esos mejor no decirles nada porque es imposible sacarlos de su error....
a pesar de que pueda ser muy importante saber de donde venimos creo que es más útil luchar por ver hacia donde nos dirigimos, que en este caso es a nada bueno....
Un saludo a todos y, como siempre, no hagáis mucho caso de lo que escribo que, en la mayor parte de los casos, solo responde a un estado de ánimo
¿A donde nos dirigimos? Creo que interesa más saber ¿A donde no nos dirigimos?
Los jerifaltes creacionistas viven, y han vivido, muy bien explotando a los ingenuos que se tragan, y se han tragado, lo del "cielo o infierno". Desenmascarando sus patrañas del pasado, se consigue hacer lo mismo con las del futuro
Bueno, también hay multitud de capullos, pero legión, qe piensan qe la frase "dios no juega a los dados" significa qe Einstein era creyente... pronto afirmarán categóricamente qe Richard Dawkins, Sam Harris o Christopher Hitchens también lo son. El mundo está lleno de idiotas. A mí lo qe me jode es qe consuman oxígeno, petróleo y, sobre todo, comida. Incluso mucho ancho de banda.
". . . incluso un hombre supersticioso tiene ciertos derechos inalienables. Tiene derecho a albergar y disfrutar de sus imbecilidades tanto tiempo como desee, siempre y cuando no trate de imponerlas a otros hombres mediante la fuerza. Tiene derecho a debatirlas y defenderlas tan elocuentemente como pueda, venga a cuento o no. Tiene derecho a enseñárselas a sus hijos. Pero ciertamente no tiene derecho a ser protegido de la libre crítica de aquellos que no las comparten. No tiene derecho a exigir que sean tratadas como sagradas. No tiene derecho a predicarlas sin que nadie las desafíe. . . El significado de la libertad religiosa, me temo, es a veces enormemente malinterpretado. Se toma como una especie de inmunidad, no sólo al control gubernamental, sino a la opinión pública. Un zoquete se compra una sotana, se alza tras la mesa sagrada, y emite tales disparates que ahogarían a un Hotentote. ¿Ha de pasar sin desafío? En ese caso, lo que tenemos no es una libertad de religión, sino la más intolerable y ultrajante variedad de despotismo religioso. Cualquier imbécil, una vez admitido en las órdenes sagradas, se vuelve infalible. Cualquier tarado, por el simple medio de adjudicar sus delirios a la revelación divina, adquiere una autoridad que nos es negada al resto."
Cita de H.L. Mencken
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