26 oct 2007

Don Alfredo Cerrolaza



Don Alfredo Cerrolaza fue el primer director de la Escuela, ¿el fundador?, los que fuimos Aprendices de la Escuela, creemos que este es el título que se merece, aunque se le podrían otorgar otros:

Padrazo Algunos responsables de fábrica le criticaban por su actitud protectora con nosotros. Lo descubrí durante mi primer viaje de trabajo, lo realicé siendo aún aprendiz de la Escuela, debió ser en el año 62. FEMSA había adquirido una fábrica de baterías situada en Cornellá, por lo que se creó dentro de Dirección Estudios y Proyectos el departamento de Desarrollos de Baterías y a mi me destinaron al departamento del Laboratorio de Ensayos de Baterías. Con buena lógica, el director de Desarrollos pensó que para poder desempeñar mi labor debería empezar por conocer la fabricación del producto, es decir pasar una temporadita en la fábrica de Cornellá. El Sr. Cerrolaza tuvo que dar su permiso, yo pertenecía a la Escuela y además era menor de edad. Durante mi estancia en la fábrica de Cornellá no recuerdo nada digno de contar, pero de mi tiempo libre en Barcelona puedo decir que fui atendido en todo momento por el responsable de la Filial, el Sr. Nadal y su sobrino Emilio Guilera, hasta en los detalles más increíbles, el hotel Covadonga, donde me alojaba, estaba situado junto a la Filial, sólo les faltaba venir a darme las buenas noches cuando me iba a la cama. Extrañado de tan magnífica atención le pregunté a Nadal si con todos los visitantes era tan atento, antes de contestarme me preguntó a su vez si yo era familiar del Sr. Cerrolaza, al contestarle que no, me dijo “Pues es extraño, parece tu padre, no veas lo preocupado que está por lo que pueda pasarte en esta gran urbe, me ha pedido encarecidamente que te cuide como a un hijo”


Docente. Los de las primeras promociones tuvimos la suerte de tenerle como profesor. Más adelante ocupó un alto cargo en el Ministerio de Trabajo y su labor en la Escuela se vio muy disminuida dejando la función docente. Repito lo de la suerte porque sus clases tenían un valor enorme, teniendo en cuenta que la misión fundamental de la Escuela era la formación de personas destinadas a funciones técnicas, por lo general, las asignaturas de letras se las consideraba de menor valor (marías), idea contra la que Cerrolaza luchó con ahínco haciendo todo lo posible para que sacáramos el gusto por la cultura en general, y sobre todo para que no nos conformáramos con acabar en la Escuela y a trabajar a Fábrica. Él nos inculcó seguir estudiando, gracias a lo cual, muchos ex-alumnos de la Escuela gozan de un título universitario. Algunos empezamos el bachillerato tras acabar en la Escuela, por supuesto con el bagaje de conocimientos adquiridos en la misma pasamos el bachiller en menos de tres años, la asignatura que se nos atravesaba era el Latín, pero hasta en esto pudimos contar con la ayuda de Don Alfredo, por las tardes después de la jornada laboral nos daba clase de la Lengua Madre, de estas clases guardo un grato recuerdo y es que una asignatura que nos repugnaba, con él aprendimos a sacarle gusto, aprovechando que nuestra formación, técnica, muy basada en el razonamiento y menos en la memoria, descubrimos la gran racionalidad del Latín.


Culto. Durante mis años de Escuela, los aprendices considerábamos unánimemente al Sr. Cerrolaza como la persona más culta que conocíamos. Yo lo sigo creyendo, no me he tropezado con nadie con unos conocimientos tan extensos, es licenciado en Derecho, ¿alguien conoce algún abogado capaz de resolver en la pizarra una integral volumétrica? Los de la tercera promoción si, el Sr. Cerrolaza. En tercer o cuarto curso nos dio una asignatura que se llamó Relaciones Humanas, en realidad se podía haber llamado “Bombardeo de Ideas” no teníamos texto que seguir, no había exámenes que pasar, en cada clase llegaba Cerrolaza empezaba a hablar y nosotros a escuchar, quizás las clases que impartían los filósofos griegos fueran así. Dos ejemplos de cómo se impartía la asignatura:
-Una vez nos dijo que para él la mejor poesía en lengua castellana era Canto a la Inmortalidad de Rubén Darío,añadiendo que ante la muerte en Madrid de uno de los grandes literatos de la época, siento haber olvidado el nombre, la noticia llegó al final de la tarde a Buenos Aires, y allí el director del diario ¿”El Clarín”?, maldita memoria puede que fuera otro periódico, ordenó a sus subordinados que buscaran por todos los garitos a Rubén Darío para encargarle la editorial sobre el duelo. Le encontraron ebrio como una cuba. (El final de la vida de Rubén estuvo marcado por el alcoholismo, de esto me enteré más tarde), le dieron la noticia y le dejaron abandonado con papel y pluma, recostado sobre la mesa, en uno de los despachos del periódico, olvidándose de la idea original de encargarle del canto de elogio hacia el finado. Salieron con otra solución para el evento. A la mañana siguiente alguien se acordó de Rubén, fue al despacho y lo encontró durmiendo la borrachera tal y como le habían dejado unas horas antes, pero ¡ojo! Delante de él había un folio escrito, era El Canto a la Inmortalidad.

Salvando las distancias diré, que entonces me dije: alguna vez tengo que escribir algo estando borracho. Si alguno de los apartados de FEMSA GRAN FAMILIA lo escribo en ese estado lo avisaré al final del mismo

-Un compañero de curso, Juan Demetrio Sastre, empezó a interesarse por un tema muy de la época, la Tauromaquia, se leía todo lo que de este asunto caía en su poder, cada día llegaba a clase y nos contaba los últimos conocimientos que de los toros había adquirido, nosotros bromeábamos llamándole pesado y otras cosas, hasta que a alguien se le ocurrió que podríamos poner a prueba a Cerrolaza, planteándole alguna pregunta taurina para que no fuera capaz de responder. Así se hizo, no recuerdo que tema taurino le planteó Sastre, si recuerdo que Cerrolaza contestó ampliamente demostrando que sus conocimientos superaban ampliamente a los de las fuentes en las que había bebido Sastre.



Para concluir diré que un alumno de la primera promoción le dijo una vez:

- Sr. Cerrolaza, quiero llegar a ser un hombre culto, ¿Qué debo hacer para conseguirlo?

No recuerdo la contestación de Cerrolaza, si diré que la pregunta se quedó grabada en mi memoria, muchas veces me la repetí yo. En cierta ocasión oí por una emisora de radio que un personaje se la había hecho también, pero yendo más allá, se propuso aprender, bueno memorizar, los noventa y tantos volúmenes del Espasa. El pobre infeliz abandonó, medio loco, antes de un año sin haber llegado a la letra "B".

No me hizo gracia la historieta, me dejó meditando, como consecuencia de mi reflexión me dije que el ser un hombre culto no debería ser mi meta, mi meta debería ser perseguir el conocimiento como un motivo de satisfacción, y sin poner límites al ámbito del saber, quien dijo aquello de que "quien mucho abarca poco aprieta" la pifió en toda la regla.

Esto es lo que obtuvimos del Sr. Cerrolaza:
La necesidad de aprender cosas aunque sobre ellas no supiéramos contestar a la pregunta de ¿eso para qué te va a servir?
La iniciación al buen gusto para la lectura de buena literatura, para la contemplación de las artes plásticas, del buen cine, y la música, para sacarle partido a los viajes, para disfrutar de la buena cocina.
Aunque lo intentó no logró que nos atrajera el gusto por la elegancia en el vestir ni por lo que él denominaba corte del pelo correcto.

En el año 2015, con motivo de la celebración del 75 aniversario de la fundación de FEMSA, Bruno Caprile reunió en una  comida a un buen número de destacados colaboradores de la empresa y del CIVE, evento al que afortunadamente asistí, (me siento honrado por ello como colaborador del CIVE), e itero lo de afortunadamente porque pude, tras muchos años, hablar son personas muy apreciadas por mi y en particular con el Sr. Cerrolaza,
Entre otras muchas cosas, en aquella conversación, Don Alfredo se interesó por como les había ido a mis condiscípulos y tratando el asunto le hablé de la comida que habíamos tenido cuando se cumplieron los cincuenta años de nuestro ingreso en FEMSA, enganchando con esto me dijo que si volvíamos a reunirnos estaría encantado con participara con nosotros en ese acontecimiento

El Pasado 25 de mayo un grupo de antiguos alumnos de la tercera promoción de la Escuela de aprendices Nuestra Señora de Loreto tuvimos la inmensa satisfacción de celebrar con una comida un encuentro con el Sr. Cerrolaza . Cumpliendo así con la petición que Don Alfredo me hizo en 2015´

El motivo que me ha impulsado para actualizar "Mi Parida" del Octubre de 2007 con este añadido a la misma, es porque en mi conversación con el Sr. Cerrolaza en la celebración del 75º aniversario de la fundación de FEMSA , se me despejó la incógnita reflejada  al encerrar entre signos de interrogación las palabras "el fundador" como voy a transcribir lo que sobre el asunto me contó:

Al principio de la década de los cincuenta, Don Emilio Caprile quiso crear una escuela de aprendices. El Sr. San Román le comentó a D. Emilio que conocía a la persona ideal para realizar el proyecto, presentando al Sr. Cerrolaza. quien presentó un primer informe que fue rechazado por el Presidente de FEMSA alegando que para obtener buenos  profesionales no hacía falta el tipo de escuela presentado, le bastaba con acudir a la escuela de La Paloma, él quería personas preparadas para asumir puestos de más responsabilidad como mandos intermedios e incluso con posibilidad de acceder a puestos,  sin fijar a priori, techo de responsabilidad.

El segundo proyecto presentado por el Sr. Cerrolaza cumplió con creces las espectativas marcadas por Don Emilio, con lo cual me atrevo a decir que Don Emilio fue el inductor de la Fundación de La Escuela y Don Alfredo el Fundador Ejecutivo de la misma


JLMejuto

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