12 jul 2009

CHARLY


Un día me enteré, no me preguntéis como ya que las fuentes son secretas como dicen los periodistas, que ante determinadas circunstancias, como por ejemplo cuando faltaba algún material, Dirección de Personal contrataba los servicios de una agencia de detectives a la que bautizaron con el supuesto nombre de Charly.
Aquel lunes se lo comenté a mi amigo Feli, responsable de Experimentación Acumuladores y a quien entre por otras muchas cosas le admiro por su sagacidad.
El departamento de Experimentación Acumuladores estaba situado al fondo de la nave que compartíamos con las demás Experimentaciones, separadas entre si, y con el pasillo por una línea perimétrica pintada en el suelo. En el rincón extremo de la nave estaba la máquina de café.
Al escuchar Feliciano el asunto de Charly se quedó mirando hacia la máquina de café y me dijo.
- Aquel tío apoyado en una escoba, con un vaso en la mano, toma demasiados cafés al cabo de la jornada. También le he visto barrer sobre suelo limpio. ¡Ese es el Charly de turno!.
El servicio de limpieza lo realizaba una empresa externa, por lo que no era extraño el ver caras nuevas entre los trabajadores de la misma.
-¡No jodas Feli! -le dije- no se te puede contar nada sin que inmediatamente quieras sacar partido al asunto.
-Juégate algo a que tengo razón.
Nunca he apostado en contra de Feli, y en aquella ocasión algo me dijo que no debería romper la costumbre. No obstante accedí a prestar mi ayuda para desenmascarar al espía.
Ese día observamos que en efecto barría entre nuestros bancos de ensayo sin que el suelo lo solicitara.
La estrategia ideada por Feli consistió en hacerle creer que estábamos sufriendo continuos hurtos. Cuando el supuesto Charly estaba entre los bancos de ensayo 6 y 7, nosotros en el pasillo entre los 4 y 5, decíamos en tono suficientemente alto
-F. Aquí dejamos ayer cuatro baterías de ensayo y han desaparecido dos.
-Yo. Y antes de ayer otras dos que iban a ensayo de ciclaje.
-F. Vaya putada...
Ahí quedó la cosa. Al día siguiente la máquina de café perdió un buen cliente, Charly con su escoba desapareció
A los pocos día apareció Pinilla, el entonces jefe de Seguridad, quien solía de vez en cuando visitarnos para charlar a la hora del bocadillo, en aquella ocasión empezó con las conversaciones intradescentes de siempre, pero al despedirse y quitándole importancia preguntó:
-Por casualidad ¿habéis echado en falta algún material últimamente?
Di gracias a mi intuición por no haber apostado contra Feli.

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