Formando parte de un grupo de jubilados ociosos, hoy me he dado una vuelta, con guía y todo, por el madrileño barrio de La Florida.
Esta Parida no es para recomendar, por innecesario, la visita a la Ermita de S. Antonio o a los jardines del Campo del Moro o al puente de la reina Victoria, el motivo de darle al teclado es comunicar mis impresiones sobre un rincón madrileño del que hasta esta mañana no tenía ni idea de su existencia: EL CEMENTERIO DE LA FLORIDA.
Este minúsculo cementerio está situado en lo que en el siglo XVIII era una finca perteneciente a la realeza. Parece ser que dicha finca era una explotación agrícola y ganadera y en ella se acotó una parcela destinada a enterramientos de los trabajadores y sus familiares. En el 1798 esa parcelita se legalizó como "campo santo".
Tras los acontecimientos del dos de mayo de 1908, el general francés Murat decidio dar un escarmiento. Ordenó sacar un número de presos al azar, en total 43, de las varias cárceles repartidas por la ciudad para que fueran fusilados. Lo que ocurrió en la Montaña del Príncipe Pío en la madrugada del tres de mayo, dejando los cadáveres expuestos en el mismo lugar de la ejecución durante doce días, tras los cuales fueron inhumados en una fosa común en el cercano cementerio de La Florida.
Desde el 1874 no se ha enterrado en La Florida a nadie más. Hoy en día se custodia y mantiene por el trabajo y donaciones de la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos. Dicen que les mueve el deseo de que estos 43 hombres del pueblo con oficios como albañiles, comerciantes, canteros, carpinteros, escribano... sean recordados con el respeto que merecen por haber sido unos mártires, y hasta aquí estoy de acuerdo pero es triste que en su peregrinación en la búsqueda de posibles para conseguir el dinero necesario se tengan que aprovechar, según sus comentarios,:
A) de la rivalidad entre el alcalde Gallardón y la presidenta Espe con aquello de informar a uno que el otro les ha ayudado con tanto y éste se pique y les diga pues yo más...
B) haciendo presidente de honor al rey o al príncipe de Asturias, lo que es aún más paradójico ya que, en principio, aquellos acontecimientos se originaron por el abandono voluntario de la "familia real" del país en manos del francés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario