Siempre me ha obsesionado la idea de que no es posible que los clérigos se crean lo que predican
Para simplificar mis argumentos me voy a referir a los que conozco, a los católicos.
Las creencias o dogmas, no pueden justificarse por medio de la razón, al contrario a través de la razón se hunden. Pero quien ejerza un cargo en la SMICAR ha de emplear la razón por lo menos en asuntos administrativos y logísticos. Cuanto más alto sea el cargo ejercido en la Iglesia mayor es el esfuerzo racional en dichos menesteres con lo que su razón ha de actuar con frecuencia.
Es difícil entender que voluntariamente para los asuntos de la fe puedan echar el candado a la razón. De hecho no es así, a lo largo de los más de veinte siglos de existencia la SMICAR ha ido evolucionando en sus dogmas y doctrinas como consecuencia del camaleónico acoplamiento a la sociedad. Estos cambios evolutivos son verdaderos ejercicios racionales que chocan frontalmente con lo que ellos llaman la doctrina revelada
Llegado a este punto, cabe preguntarse ¿Por qué no dejan suelta a la razón y acaban de una vez con la farsa?
Don Miguel de Unamuno también se debió hacer esta pregunta y se la contestó de una manera amable para la SMICAR escribiendo la recomendable novela “San Martín Bueno, mártir”, que a grandes rasgos es la historia de un cura católico ateo, quien ejerce su apostolado en un pueblecito haciendo el bien a diestro y siniestro y por supuesto adoctrinando a los aldeanos, pues según su opinión el hombre para poder soportar los avatares de la vida tiene en la religión una imprescindible herramienta, (entonces no ejercían los psiquiatras), tan firme son sus argumentos sobre la necesidad de dar al pueblo llano una religión que le ayude a pasar por el valle de lágrimas, que convence a otro ateo, éste seglar, para que le ayude en la misión que se había impuesto.
Siento manifestar que mi opinión no es tan amable para la SMICAR, los clérigos siguen ejerciendo porque es su cómodo medio de vida, aunque sean conscientes de que tal medio es fraudulento, costoso a la sociedad y lo que es peor un lastre para los avances científicos.
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