Éste es un interesante artículo publicado en las páginas centrales de EL PAÍS el 20 de Mayo de 2008.
Se afirma que la inmensa mayoría de la humanidad cree en Dios y que, estadísticamente, los que no creemos somos unos bichos raros. Si la demostración de la existencia de Dios se basara en la estadística, la cosa estaría muy clara, pero no es así, tanto unos como otros estamos divididos por la pregunta ¿Cómo pueden ellos creer / no creer? (táchese lo que no corresponda).
Creo que desde el punto de vista del ateo, esa pregunta está mal realizada. La existencia de Dios o la negación de la misma, siempre nos llevará a encrucijadas insalvables. Si yo tuviera que discutir el problema con un creyente, (cosa que no me apetece demasiado), me limitaría a rebatir los argumentos que me diera sobre la existencia de su Dios particular. Me explico, creo que por reducción a lo absurdo, es fácil desmantelar toda la estructura que sostiene a las religiones, sobre todo a las que mejor conozco "el cristianismo y derivados". Pensando en esto no puedo olvidarme de una de las frases atribuídas a Epicuro ( 341 adC, 270 adC):
Si Dios es perfecto, Él está siempre en paz y no puede enojarse o molestarse con nadie o por nada, porque el disgustarse sólo es propiedad de un ser imperfecto. De igual manera, si Dios es perfecto, Él no necesita ni desea nada de nadie, ya que si Él necesitase o desease algo, no sería Dios sino un ser infeliz e imperfecto.
De esta manera tan sencilla, el filósofo griego, desmonta la idea de un Dios vengador, de un Dios al que haya que adorar etc...
En teoría la creencia en Dios no produce problemas, lo malo se encuentra en el aprovechamiento que de esta creencia hacen las religiones. Ahí está la Historia para confirmarlo
Volviendo al artículo del periódico, se informa en el mismo de que una fundación privada subvenciona con 2,5 millones de euros a un grupo de la Universidad de Oxford, para que investigue durante tres años, "cómo las estructuras de la mente humana determinan la expresión religiosa". No es un asunto nuevo para la investigación, pero ahora hay más herramientas y desde nuevas perspectivas. A sociólogos, antropólogos y filósofos se unirán en el estudio del fenómeno religioso, biólogos, paleoantropólogos, psicólogos y neurocientíficos.
Habrá que estar atentos a las conclusiones finales.
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