Debió ser al final de los ochenta cuando se instaló el primer robot en una de las cadenas de acabado de la fábrica de Guardamar.
La secuencia de sus labores, más o menos era la siguiente:
1. Cogía, (bueno tomaba, ya que, a veces este Blog, se lee también en América Latina), Tomaba un palet, del montón aledaño y lo colocaba en la posición exacta en el suelo.
2. Tomaba una plancha de cartón, de la misma medida que la superficie del palet, y la colocaba encima de éste.
3. Recogía de la cadena de rodillos las baterías acabadas, una a una, según le iban llegando, y las colocaba suavemente sobre la plancha de cartón, empezando por la central, y siguiendo las demás en un orden en espiral. Sus pinzas le impedían dejarlas en el lugar exacto, no importaba, tras depositarlas las daba un ligero toque lateral con la fuerza adecuada para situarlas correctamente. El toque era como esa palmadita que solemos dar en la espalda del amigo al despedirnos del mismo.
4. Cuando tenía llena la primera capa, colocaba otro cartón encima de las baterías, en el caso de que éstas fueran de un modelo apilable, o primero lo hacía con unos listones de polietileno para salvar los bornes, y así poder apilar.
5. Repetía el proceso 3) y 4), para completar hasta tres pisos de baterías.
6. Colocaba un último cartón y me parece que también las etiquetas de embalaje y la funda de plástico retráctil.
Palet listo para la siguiente fase, el retractilado.
Como existe un montón de modelos de baterías, se diferencian en los tamaños, el proceso 3) tenía sus consecuentes variaciones.
Al principio de mi llegada a Guardamar, 1992, cuando tenía que pasar por la sección de Acabado, no podía evitar el pararme un rato a mirar el trabajo de los robots. Ya había varios, uno por cada línea. Sentía una admiración por ellos, aunque no tanta como la que mostraba uno de los Jefes de Turno.
Recuerdo la ocasión en la que ejerciendo mi costumbre de admiración, se me acercó este compañero y me dijo.
-¿Qué te parecen estos “operarios”?.
- Muy bien son muy eficientes. Contesté
- Más que eficientes, obedecen siempre y ciegamente a su programa. No paran a la hora del bocadillo. No provocan ninguna molestia a sus superiores. No necesitan ir a los aseos, ni afumar, ni a tomarse un café. Si se les da el mantenimiento adecuado, nunca se dan de baja por enfermedad. No negocian Convenio. No hacen huelgas. ¿A qué no descubres en ellos una desventaja frente a los operarios de carne y hueso?
- Si la hay-contesté- Los Robots no compran baterías.
2 comentarios:
y alguien tiene que manternerlos, arreglarlos, cargarlos, encenderlos, programarlos, etc, etc, etc. Además, en un determindado momento tienes que cambiarlos porque no dan más de si y en cambio el hombre (y por supuesto la mujer) puede reciclarse e ir aprendiendo a la vez.....
De acuerdo con Adycto, pero puede ser que aparezcan robots que mantengan, reparen, programen a otros robots, o incluso que todas estas funciones las hagan para si mismos, el problema para esta sociedad, montada como está, es que el "operario Robot" no cierra el círculo productivo, no consume, eso es lo que dije, no compra baterías.
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